miércoles, 7 de marzo de 2012

CRITICAS



Dijo Julia Laurent: "Tu ausencia animal es no saber qué hacer con tanta libertad, es la compañía brutal y arrasante que ha dejado la marca cruel en la piel, que no deja sombra posible. El clamor de la tierra que augura por un tiempo mejor, la voz de los oprimidos en la confusión de revelarse en voz baja." (Puesta en escena)

Dijo Ezequiel Obregón: "Tu ausencia animal atrapa por la composición de esta mujer literalmente en medio de la nada. En ese sentido, es elogioso que Matzkin imprima un sesgo minimalista a la obra, permitiendo que Sánchez despliegue todo su histrionismo en escena. Su formidable composición oscila entre la ternura y la comicidad, la melancolía y el profundo desamparo. Tu ausencia animal, en lo que va del año, es una de las propuestas más interesantes del circuito off. Una posibilidad para descubrir a un joven director y a una de las mejores actrices de su generación." (Crítico teatral)

Dijo Meche Martínez: "Recreación escenográfica de una llanura, sumada al avanzado recurso de multimedia para recrear espacios, ambientan esta historia llamada “Tu ausencia animal” que protagoniza Analía Sánchez, virtuosa y deslumbrante, quien sostiene en 50 minutos, no solo un monólogo ejemplar, sino un cuento visual hablado excepcionalmente." (Crítica teatral)

Dijo Verónica Escalante: “Tu ausencia animal es un imperdible de la escena porteña alternativa actual porque es una realización de calidad que demuestra que muchas veces la inteligencia y la sensibilidad artística valen más que grandes sumas de dinero.”(Leedor)

Dijo Carlos Pacheco: “Analía Sánchez construye minuciosamente a esa criatura que por momentos posee una vitalidad muy significativa y, por otros, parece una sombra espectral que revive parte de una historia personal -y mucho de una historia latinoamericana- signada por la convivencia nefasta entre hombres y mujeres pertenecientes a pueblos originarios con conquistadores apropiadores de sus culturas. Sánchez confía mucho en ese cuadro de naturaleza casi muerta con el que convive y sabe extraer de él los elementos necesarios para hacer que su narración resulte provocadora, tierna y hasta delirante. Guiada por una dirección sumamente ajustada de Ezequiel Matzkin, que no descuida nunca el ritmo de un relato íntimo y que llega a la platea con suma fluidez y con potentes imágenes, ese mundo se completa con una inquietante escenografía y un simbólico vestuario¨ (La Nación)

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